El gramático Prisciano, nacido en Cesarea de Mauritania, enseña latín en torno al año 500 de la era cristiana en Constantinopla, ciudad en la que se hablaba mayoritariamente griego y donde el latín no era más que la lengua oficial de la corte y de los funcionarios. Sus Institutiones grammaticae constituyen una exposición amplia y completa de la lengua latina con innovaciones manifiestas frente a las concepciones reinantes de los artígrafos latinos.

Tales innovaciones no deben de ser sólo producto de las influencias de los gramáticos griegos Apolonio Díscolo o de Herodiano, sino también de su uso constante de la comparación de los hechos lingüísticos griegos con los hechos lingüísticos latinos. Por medio de este método contrastivo (quatenus a Graeca differt) descubre no pocas singularidades del latín.